Dios mío, a ti que eres todo bondad, fuerza y justicia,
te doy gracias por todo lo que tengo y tendré;
pero sobre todo por ayudarme a tener claridad
acerca de lo que quiero Ser como persona.
Te agradezco también, por haberme dado
los talentos necesarios para encarar las dificultades,
y levantarme después de cada caída,
con más energías para recuperar el tiempo perdido.
Dios mío, te suplico que me inspires para no abandonar jamás
mi propósito de servir con agrado a mis clientes, y
sentir la satisfacción de ayudarles a resolver sus problemas,
para que tengan siempre el mejor recuerdo de mí.
Te pido por otra parte, que mi relación con mis proveedores
sea de respeto hacia ellos y que nunca les perjudique,
para que sientan que con mi negocio prosperaron.
Dios mío, te ruego que ilumines mi mente, para reconocer
que sin la colaboración de los que trabajan conmigo
nada podría lograr en debida forma, y pongas en mi corazón
la gratitud para agradecerles constantemente.
Te imploro que me des tolerancia para aceptarme a mi mismo,
y reconocer mis cualidades por ser tu obra,
que me obliga a superarme permanentemente.
Dios mío, alimenta la nobleza que hay en mí,
para aceptar de buena gana la existencia de mis competidores,
y verlos como una oportunidad para corregir mis errores,
camino a la competitividad.
Te suplico que fortalezcas mi responsabilidad frente a las necesidades
de la comunidad, y que no me vea depredando la naturaleza,
ni corrompiendo la administración de justicia.
Dios mío, te ofrezco ser un servidor público desde la actividad privada,
y sentir que con mi negocio o empresa ayudo siempre a los demás
y me siento feliz.
Por: Eduardo Lastra D. / Abril del 2006.